El sentido del olfato es uno de los más poderosos y evocadores que tenemos como seres humanos. Puede despertar recuerdos, provocar emociones y tener un impacto significativo en nuestro estado de ánimo. Por esta razón, es comprensible que nos preocupemos por los olores que nos rodean, especialmente cuando se trata de malos olores.
En ocasiones, nuestros clientes desean no solo tener una fragancia que evoque su marca y bombearla por medio de un difusor, sino también mitigar algún mal olor en el ambiente, como olores a cañería, comida, humedad, basura, entre otros. A menudo se piensa que para eliminar un mal olor, simplemente debemos añadir un olor agradable. Sin embargo, esto no siempre es suficiente para contrarrestar el mal olor, y podemos terminar con una mezcla desagradable de olores que no cumple su función principal.
Por lo tanto, es importante identificar el mal olor y su fuente, y establecer si es orgánico o no, para determinar qué opciones tenemos para manejarlo. Afortunadamente, existen técnicas efectivas en el desarrollo de fragancias que nos permiten camuflar un mal olor con un buen olor. La clave está en considerar el mal olor como parte de la paleta de la creación de la fragancia final, de manera que se integre en lugar de crear una mezcla de olores agradable y desagradable que resulta contraproducente.
Sin embargo, en ocasiones, el olor es fuerte, persistente y su fuente es difícil de controlar. En estos casos, siempre es una excelente opción utilizar equipos de desodorización que descomponen y eliminan los malos olores de manera efectiva.
En resumen, el arte de camuflar un mal olor con un buen olor puede ser fácilmente logrado a través de la elaboración de una fragancia apropiada y con la ayuda de equipos de desodorización. De esta manera, podemos crear un ambiente fresco y agradable para nosotros mismos y para quienes nos rodean, sin comprometer nuestra salud o el medio ambiente.